Anna y Olivia

Agárrate a la esperanza, Bea.

UNA CARTA PARA TI:

Querida Bea, imagino el dolor tan intenso y desgarrador que estás sintiendo en momentos como este. O mejor dicho, rectifico. A pesar de la empatía que pueda tener y un hijo, creo que es imposible que alguno de las tantas personas que estamos siguiendo a diario tu caso, pueda ponerse del todo en tus zapatos si no lo ha vivido antes. 

Imagino que estás subida en una montaña rusa de emociones donde, según el momento, estarás subiendo la pechada con la convicción de que tus niñas están bien, con la convicción de que pronto volverás a abrazarlas y comértelas a besos, con la convicción de saber que Tomás jamás le hará daño a las niñas, con la convicción de que esta situación se le fue de las manos, pero convencida de que recapacitará y las traerá de regreso. Pero por supuesto, cuando el “carro” (estado emocional), llega al punto más álgido de tu montaña rusa, es cuando llega la bajada, donde me imagino que la incertidumbre hará que tu mente te coloque en el peor escenario. Repito, no puedo imaginarme el calvario que estás sintiendo.

Continuamente te preguntarás qué puedes hacer para que tus dos princesas regresen a casa. Desde mi punto de vista, estás haciendo todo lo que puedes y más. Además con una entereza admirable. La difusión que estás haciendo y en donde has conseguido que mucho participemos para facilitar el que cualquier persona, de cualquier parte del mundo, pueda reconocerlas, es increíble. Pero ahora lo más importante para mantenerte, es que te sigas agarrando bien fuerte a la esperanza y al pensamiento positivo que has trasmitido en todas tus cartas. 

Está demostrado que las personas que anticipan catástrofes o que siempre se ponen en el peor escenario, sufren muchísimo más que las personas que se agarran a la esperanza. Es como sufrir dos veces. Durante el camino, y cuando llega el golpe. Porque aunque muchos piensen que por pensar siempre lo peor, el golpe no dolerá, se equivocan. Los golpes siempre duelen. Sin embargo el tiempo que, en muchas ocasiones, le dedicamos a machacarnos mentalmente pensando siempre en la posibilidad de que pase lo peor, si no llega a suceder eso que tememos, habrá sido una perdida de tiempo y un desgaste emocional gratuito. 

La esperanza es como un estado mental y motivacional. La esperanza es más necesaria cuanto más importante y difícil sea, para una persona, conseguir su propósito.

Cuando hablamos de tener fe o esperanza, no hablamos de religión y ninguna creencia en la que es muy lícito agarrarse. Pero con fe y esperanza me refiero a estar convencidos de poder conseguir algo a pesar de no existir fundamento en que apoyarnos. Este estado nos da fuerza para seguir luchando por algo y haciendo todo lo que esté en nuestras manos por conseguirlo.

Muchísimo ánimo y fuerza Bea. Y sobretodo, mucha esperanza. No estás sola. Sigue diciéndonos en que más te podemos ayudar, y somos muchísimos los que nos volcaremos en hacerlo.

Tomás quería a esas niñas. Tengamos fe y esperanza que pronto recapacite, piense en lo mejor para ellas y regresen.

#bringbackhomeannaandolivia

#annayolivia

Tamara de la Rosa / Psicóloga en Tenerife

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