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Navidad, regalos y niños

Año nuevo comenzado y visita de los Reyes Magos. Época que muchos vivimos desde la ilusión, el entusiasmo, desde la emoción, pero quienes indiscutiblemente han disfrutado de esta época del año, son los niños. Niños que desde la inocencia y la ilusión, se convencen de haber visto sombras, de haber escuchado el ruido de papel de regalo, o haber notado la presencia de los tres reyes magos en algún momento, y por supuesto, la presencia de sus camellos cargados de regalos para todos.

Leche o agua a los pies del árbol para los sedientos camellos, galletas e incluso una copita de vino para los reyes. Un momento perfecto para practicar la empatía y entender que se trata de mucho trabajo el que tienen que hacer esa noche. Debemos ayudar en la medida de nuestras posibilidades para que repongan fuerzas y así puedan llegar en hora a todas las casas del mundo.

En consulta muchas personas me preguntan si quizás se han quedado cortos o por el contrario, se han sobrepasado respecto a los regalos que los reyes magos han dejado en cada casa. Muchos me preguntan si es cierto que haberles dejado tanto es contraproducente.

Es cierto que si dejas una barbaridad de regalos, el niño no va a saber ni por dónde empezar y siempre, va a prestar atención al regalo más deseado. Es normal. ¿Pero a quien no le gusta ver caprichitos expuestos en el salón? No nos engañemos. A los adultos también nos gusta. Pero por otro lado, también es cierto que muchas veces los regalos de navidad llegan a las navidades del siguiente año sin estrenar. ¡Eso sí es una pena!, pero porque quizás como padres, con la intención de ilusionarlos a tope con la llegada de los reyes, cometemos el error de  comprar hasta lo que el niño no pide (por lo que no le interesa) y lógicamente se acaba llenando de polvo en la estantería por la falta de uso. Un niño tampoco pide tanto, somos los padres los que llenamos el salón.

Una preocupación muy habitual de los padres es que los niños no aprendan a apreciar las cosas y se conviertan en niños caprichosos, desagradecidos, inconformistas y que no dan valor a nada. Esto es totalmente erróneo. A un niño no se le educa solo el 6 de enero. Se educa durante todo el año, no solo en reyes. De nada sirve regalarle cuatro regalos en navidad si durante el resto del año no le enseñamos a ganarse las cosas, a cuidarlas, a compartirlas y sobre todo, enseñarles que no se trata de “todo” y “ya”. La famosa paciencia.

La educación es algo constante y persistente, no solo de un día. Porque un día le des a tu hijo algún capricho de más, no se va a malcriar. Si lo haces el resto del año, por supuesto que lo conseguirás. Otra cosa es el hecho de que regalar por regalar tampoco tiene sentido y es un gasto de dinero innecesario.

Hay quienes dicen que la magia de la navidad no solo es recibir regalos, sino mucho más. A estas personas les doy toda la razón del mundo. La navidad es una época del año donde convertimos un mes más del calendario, en un mes lleno de emociones, un mes con mayor sensibilidad, más generosidad… pero no podemos pretender que niños menores de 8 o 9 años tengan la misma visión. Es totalmente normal que ellos estén más pendiente de que la noche del 5 de Enero, por la ventana de su casa entren tres reyes magos que vienen de oriente sobre unos camellos cargados de regalos para todos. Poco a poco, los niños irán absorbiendo el significado que queramos trasmitirle como padres sobre la navidad, pero no nos olvidemos que son niños y le exijamos una madurez que no corresponde con su edad.

¡Espero que hayan disfrutado de unos felices reyes!

 

Tamara de la Rosa / Psicóloga en Tenerife

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