No invalides tus emociones ni la de los demás

Este tema es de gran importancia ya que muchas veces, con la intención de ayudar alguien que está pasando por un mal momento, invalidamos sus emociones y la intención de ayudar se convierte, sin uno darse cuenta, en empeorar el estado de otra persona.

Teniendo en cuenta que todas las emociones las necesitamos porque son  adaptativas y cada una tiene una función que cumplir, podemos decir que no hay emoción negativa y rechazable, sino emoción incómoda. Dicho esto la invalidación emocional aparece en aquellos situaciones de la vida cotidiana en los que se rechaza o resta importancia a las emociones de otras personas, o hacia uno mismo cuando se intenta negar o evitar ciertas emociones que se están sintiendo en momentos determinados. Cuando una persona invalida las emociones propias, o de otras personas, es porque considera estas emociones como incompresibles, infundadas, incoherentes, merecedoras de muy poca consideración, ya que derivan de un problema de consecuencias mínimas, improbables o de fácil solución. Algunas frases como ejemplo: “Por qué te pones así si no es para tanto, Eso no es motivo para llorar, No puedo permitirme estar triste, Te ahogas en un vaso de agua, No puedes tomarte las cosas así,”

Cuando en consulta trabajamos la gestión emocional, nos centramos en el aprendizaje de  4 factores como son el reconocimiento, la expresión, la aceptación y la comprensión de nuestros estados emocionales y de los otros. Para regular las emociones, es necesario comprender que te sucede, aceptar y expresar cómo te sientes, y cuando todo esto sucede, es cuando uno consigue regularse. Debemos alcanzar la aceptación profunda de las emociones propias y del otro sin juzgar, sin aconsejar, sin intentar cambiar nada en ese momento. Sin resistencia. Permitirse sentir mientras uno sigue hacia adelante y lógicamente sigue las pautas de la terapia.

Cuando alguien no acepta, de forma consciente o inconscientemente, las emociones ajenas y de alguna manera intenta mitigarlas o inhibirlas, estaría invalidando sus emociones. Cuando hacemos esto le estamos transmitiendo a esa persona que eso que siente no está bien, entonces la emoción no puede hacer su trabajo y la persona pierde ese poder adaptativo. Un ejemplo muy típico es cuando alguien está triste o deprimido y le dicen: “no te puedes permitir estar así con lo afortunado/a que eres” A ver, esa persona sabe todo lo que tiene, pero se siente hundido/a, por lo tanto, con ese consejo solo conseguimos añadirle a la tristeza que siente la persona el sentimiento de culpa, porque se llega a creer que si tiene todo, no tiene derecho a pasarlo mal por ningún motivo.

¿Qué podemos hacer para ayudar sin invalidar?

1- Empatizar con sus circunstancias, independientemente de cuál sería nuestro comportamiento ante la misma situación. Salimos de nuestros zapatos para ponernos en los de otra persona y entender, sabiendo como es, cómo se debe estar sintiendo.

2- Prestar atención a lo que el otro expresa sin pensar en la respuesta que darás.

3- Aceptar con mente abierta la experiencia emocional del otro: cualquiera que sea la emoción que está sintiendo, es su emoción, y puede incluso ser dolorosa, pero eso es parte de la condición humana.

4- Pregúntale en que lo puedes ayudar o cómo.

5- Ofrécele compañía.  Si no estás seguro de que eso es lo que el otro desea puedes preguntar si desea estar solo, si quiere hablar sobre eso, o si hay algo puntual que puedas hacer en ese momento.