Lógica en psicología

No solo se trata de ser lógico

Seguramente en muchísimas ocasiones habrás escuchado la expresión: “pero si se trata de simple lógica” y es que son muchos los que piensan que ser feliz es algo tan simple como llevar a cabo la lógica o sentido común. Ojalá fuera así de sencillo, pero lo cierto es que el ser humano tiene emociones que nos mueven, y muchas veces nos resulta complicado hacer fusión entre “cabeza y corazón”.

Si fuera tan simple como actuar por lógica, en el siglo que estamos nadie tendría que morir de hambre, sin embargo hay países donde ocurre e incluso, muchos de nosotros aun sabiéndolo, en ocasiones dejamos caducar alimentos o los tiramos a la basura porque nos sobra en el plato. Si solo fuera por lógica, nadie fumaría porque está demostrado que el cigarro mata. Si fuera por lógica, nos sería más sencillo romper con lo que nos daña y arriesgar por lo que creemos que merece la pena. Si fuera por lógica el miedo aparecería únicamente ante la presencia de peligros reales y no ante películas que solo existen en nuestra cabeza. Si solo fuera por lógica quizás todo sería mucho más sencillo pero también mucho más frío e insensible.

Lo cierto es que no solo basta con saber lo que tienes que hacer por “lógica”. De nada te sirve tener todo el sentido común del mundo si no sabes cómo ponerlo en práctica. El ser humano es un ser emocional por lo que para llevar a cabo la lógica, muchas veces tendremos que poner en práctica determinadas herramientas o estrategias y así conseguir que emociones incómodas no se interpongan entre nosotros y lo que realmente queremos conseguir. Tomar decisiones muchas veces ocasiona dolor. Si no sabemos gestionarlo, emoción y lógica se convierten en rivales y no hay peor guerra que la que uno se crea en la cabeza.

Aprender a gestionar nuestras emociones es necesario tanto para superar las situaciones difíciles que a todos en algún momento nos regala la vida, como para luchar por alcanzar nuestros propósitos y sueños. No solo debemos estar fuertes en cuanto a salud física, sino también desarrollar lo que llamamos fortaleza mental. Para esto, necesitamos trabajar tanto a nivel cognitivo como conductual:

  1. Destruir creencias irracionales. Todas esas ideas con las que muchos crecen, normalizan y de repente se dan cuenta que les limita a la hora de relacionarse, desarrollarse en determinado ámbito o crecer personalmente por tratarse de creencias rígidas, extremistas, con falta de flexibilidad y tolerancia.
  2. Flexibilidad para adaptarnos a los cambios. No solo se trata de resistir ante los acontecimientos que suceden, sino de aceptarlos y asumirlos como parte de nuestro camino. El mundo está en continuo movimiento. O te adaptas o te quedas atrás.
  3. Motivación. Buscar siempre el motivo por el que seguir hacia adelante.
  4. Identificar y sustituir pensamientos negativos por otros alternativos y saludables para gestionar, a través del pensamiento, nuestras emociones. Saber que las cosas pueden empeorar está bien para valorar lo que tenemos, pero no debemos olvidar jamás que las cosas pueden tornarse mejor y no tiene por qué ocurrir lo contrario. Optimismo con dosis de realismo.
  5. Tolerar el disconfort. Tu cuerpo está preparado para tolerar emociones incómodas que aparecen temporalmente.

La fuerza mental implica algo más que la fuerza de voluntad. Requiere un trabajo duro y responsabilidad. Se trata de establecer hábitos saludables y la decisión de dedicar parte de tu tiempo y energía a la automejora. Aunque es fácil sentirse mentalmente fuerte cuando todo marcha, necesitamos que la verdadera fuerza mental aparezca en medio de la tragedia. La elección de desarrollar habilidades que aumentan la fuerza mental es la mejor manera de prepararse para los obstáculos inevitables de la vida.

 

Tamara de la Rosa / Psicóloga en Tenerife

tamaraconsulta@gmail.com

Twitter: @tamarareinventa

Facebook: @reinventatetamara

Instagram: @tamarareniventa

Si quieres leer más artículos de Tamara de la Rosa (psicóloga en Tenerife):, ¡haz click aquí!