Psicologo Tenerife

Querido adolescente…

Cuando escribo un post como este es cuando me doy cuenta de como pasa el tiempo y que hablo como una «auténtica pureta». Hace «nada», o dejémoslo en «hace un tiempo», era yo la adolescente rebelde, defensora de las causas perdidas que no paraba de luchar por una libertad que no tuve hasta que, (literalmente), a mis padres les dio la gana dármela ja ja ja ja…. Cómo pasa el tiempo y como va cambiando la mentalidad y la perspectiva desde donde se ven las cosas. Madurez se llama a esto.

QUERIDO ADOLESCENTE:

Me hace muchísima ilusión escribirte esta carta. Seguramente ya habrás indagado por las redes con mi nombre y sabrás que soy psicóloga. Pondría la mano en el fuego que lo primero que te vino a la mente fue algo parecido a:“a ver qué dice la come-cocos ésta”. Típico, no eres el único que lo piensa. Pero mi intención no es comerte el coco ni a ti ni a nadie. Tan solo te invito a reflexionar por si te puedes sentir reflejado y mis palabras pueden servirte de ayuda en algo.

Está claro que, como en el 90% de las cosas, tú decides si pasar del post, o ser algo curioso y dedicar 2 minutos de tu día en leer algo diferente. Todos dicen que la curiosidad mató al gato, pero olvidan que el gato tiene siete vidas y cada vez que se levanta, lo hace con mayor conocimiento.

Época de cambios donde, muchas veces, no sabrás ni quien eres ni a dónde vas. Cuando te corrigen o rectifican, inmediatamente defiendes. Todo lo que suene diferente a lo que quieres escuchar lo interpretas como un ataque, sobre todo cuando esas palabras vienen por parte de las personas más cercanas de tu entorno. Te dicen lo que no debes hacer y, sin entender por qué, las ganas de hacerlo se multiplican. Lo que dicen tus “colegas” va a misa, y lo que te dice la experiencia de quien te quiere, son cosas de puretas. Sientes una necesidad imperiosa de demostrar que por fin eres mayor y que tienes derecho a dirigir tu vida a tu antojo.

Quieres ser totalmente autónomo, decidir cómo vestirte, poner tú la hora de llegada, decidir con que amistades ir, a quien invitar a tu casa, cuando hacer los deberes, cuando ordenar la habitación, como comportarte, como organizar tus cosas, etcétera. Lo cierto es que te entiendo perfectamente. “Todos”, aunque te cueste creerlo, hemos pasado por esa etapa y nos hemos sentido igual que tú. 

Es cierto que no eres un niño, pero tienes que entender que tampoco eres un adulto. Piensa que no solo para ti es época de cambios. Ahora arranca una nueva etapa completa de desafíos, pero para ti y para tu entorno. A ti te corresponde “aprender a ser mayor” y a tus padres aceptar que su niño deja de ser un niño. Si quieres que te traten como “un mayor”, te recomiendo que ahorres tu energía y la inviertas en lo que ahora toca: demostrar que realmente eres “mayor”, pero no por la cantidad de años que tengas, ni por tener pelo en todas partes del cuerpo. Ser mayor va acompañado de madurez mental.

Si quieres más libertad tendrás que demostrar que eres más responsable de lo que hasta ahora has sido. Tendrás que cumplir con unas normas y respetar unos límites.  Al fin y al cabo, ya no serás un niño, pero todavía tienes la suerte de vivir con tus padres o tutores, dormir bajo techo y disfrutar de una habitación para ti. Tienes la suerte de llegar a tu casa y disfrutar de comida caliente, de tener tu ropa limpia y dormir sobre sábanas que se lavan una vez a la semana. Dependiendo de tu edad, algunas de estas tareas las harás tú. Totalmente normal. Ser mayor significa asumir ciertas responsabilidades y las de convivencia no son menos importantes que otras. Pero aun así, sigo diciéndote que tienes mucha suerte. Todo esto sin pagar un euro. Al revés, seguramente además tendrás una paga para comprarte tus caprichos y salir con tus amigos. Tan solo asumiendo determinadas normas y responsabilidades como estudiar y una buena convivencia tienes todo esto. ¡Disfruta mientras puedas! Es un favor por parte de tus padres. No están obligados a ello.

¿A donde vas con tanta prisa? Ser adulto y autónomo tiene sus pros, pero créeme cuando te digo que también tiene sus contras. Las responsabilidades son mas y mayores, y las consecuencias también. Es una etapa diferente con nuevas experiencias que vivir, pero no todo es tan maravilloso como imaginas.

Quizás leer esta carta ahora mismo no te suponga nada, o quizás sí, pero te aseguro que algún día serás tú el que digas: “que suerte tenía”, incluso, ojalá que no, pero también puede que digas: “por qué no habré disfrutado más de esas personas”. No olvides nunca, que nada ni nadie tiene porque ser para siempre. Aparecerán las decepciones. Amistades que cambian, el desamor. 

Mi mejor consejo es que no tomes nada personal. Nadie tiene la posibilidad de hacerte daño a menos que tú lo permitas, nunca lo olvides. Lo que te hace daño no es lo que te dicen, sino la interpretación que haces de eso que te dicen, y eso se llama fortaleza mental. Tendrás que aprender una de las lecciones más importantes de tu vida, y es aprender a elegir bien las personas con las que compartes tus momentos. No se trata de pertenecer al grupo más popular. Se trata de pertenecer a un grupo que te haga sentir bien.

Es cierto que la adolescencia es de todo menos fácil, y que no es lo mismo vivirla como adolescente que como padre pero créeme, todo puede ser mucho más sencillo. “Tienes suerte”

Tamara de la Rosa

Twitter e instagram: tamarareinventa

Face:@reinventatetamara