Si es tormentoso, no es amor

¿Con frecuencia te planteas alejarte de esa persona con la que cada vez te sientes peor, sientes tristeza, culpa, ansiedad, te alteras de manera desproporcionada llegando a no reconocerte a ti mismo, pero sientes que eres incapaz de poner punto y final a esa relación? Está claro que este tipo de relación no es saludable y que lo que sientes, es dependencia emocional.

Aunque cada relación es un mundo, podemos decir que existe factores comunes en las personas que, a pesar del dolor y sufrimiento, a pesar de restar más que sumar, se sienten incapaces de abandonar una relación en donde dejaron de ser felices hace tiempo: la baja autoestima y dependencia emocional.

Lo cierto es que todas las relaciones pasan por momentos de crisis y ¡Ojo!, porque, una crisis bien reconducida puede afianzar más la relación, ya que toman como objetivo llegar a acuerdos para lograr crecer y evolucionar como pareja. Pero cuando la crisis pasa de ser temporal a ocupar gran parte de la relación, los conflictos y momentos que restan son más frecuentes que los que suman, has intentado una y otra vez buscar soluciones pero cada vez existe menos comunicación entre la pareja, más reproches e indiferencia, es hora de poner los pies en el suelo y reflexionar sobre las «verdaderas posibilidades” de salvar tu relación.

Si te encuentras en esta situación:

1- El primer paso que debes dar es trabajar la autoestima y la confianza en ti mismo. Desde el momento que empieces a darte valor como persona, empezarás a respetarte a ti mismo, sabrás lo que mereces y no te resultará tan difícil decir adiós a las personas o situaciones que te destruyen. Toda ruptura suele ir acompañada de dolor, pero preferirás tener esa sensación un tiempo que sufrir toda la vida ¿Por qué? Porque no te conformarás con menos de lo que mereces.

2-El miedo a la soledad, a perder todo lo que “tener una relación” te aporta (nivel de vida, estatus, seguridad, sexo), el miedo al arrepentimiento, pereza por empezar de cero, etcétera, son algunos de los motivos por los que, en muchas ocasiones, decidimos mantener relaciones tormentosas. Debemos concienciarnos de que el fin de tener una relación de pareja es compartir tu felicidad junto a otra persona. Cuando dejas de ser feliz y sufres más que disfrutas, es cuando debes de admitir que es mejor separarse.

3- La ruptura de una relación tóxica es más dolorosa que la ruptura de una relación saludable ya que, normalmente, va acompañada de elevados niveles de dependencia emocional, es decir, has dejado de vivir tu vida para vivir la de tu pareja y así, has pasado de “preferir” compartir tu vida junto a esa persona a creer “necesitarla” para que tu vida tenga sentido. Debes romper esas creencias irracionales y enfocar tu atención a los beneficios que vas obtener una vez recuperes tu vida, tu libertad y estabilidad emocional, en vez de enfocarla al mal momento (temporal) que supone abandonar una relación. Te ayudará mucho, antes de tomar la decisión, visualizar como lo harías, como te organizarías, que apoyos buscarías. Se trata de hacer un plan para facilitarte la toma de decisión y que empezar de cero no lo percibas como una tormenta, sino como una oportunidad de empezar con mayor experiencia y de manera más inteligente.

4- Empieza a retomar contactos y hábitos, en caso que los hayas abandonado, e identifica determinadas tareas, ocupaciones o actividades que te hagan sentir bien. Piensa que cuando tomes la decisión, vas a tener mucho tiempo libre que antes le dedicabas a tu pareja. Se trata de llenar esos “vacíos”  no para no pensar sino para que tu mente aprenda que a pesar del dolor que supone  una ruptura, también tienes momentos de generen satisfacción. De esta manera sobrellevarás este proceso de mejor manera.

“Nadie pierde a nadie porque nadie posee a nadie”. Si es tormentoso, no es amor.

Tamara de la Rosa

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