Una carta a Doña Rutina

Septiembre, mes donde muchos retomamos las rutinas después de las vacaciones. Ya lo dijo Aristóteles: “Somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”.

Querida Rutina, que bien he hecho en buscarle y encontrarle. Parece que los psicólogos respecto a usted, y respecto a salir de la zona confort, nos contradecimos y donde decimos “digo” acabamos diciendo “Diego”, como si fueran incompatibles. Pero no es así. Le explico:

  1. Por un lado, los psicólogos insistimos en la importancia de aprender a manejar las emociones que aparecen cuando salimos de la zona confort. De esta manera, no será el “miedo a sentir” lo que nos impida avanzar, progresar, alcanzar un logro, etc. De lo que se trata es de aprender a gestionar, o cambiar el significado a unas emociones que pueden resultar incómodas, entendiendo que salimos de una zona que conocemos a la perfección y donde tenemos todo bajo control. Está claro que para nuestro crecimiento personal es necesario salir de esta zona. Si queremos conseguir un resultado diferente tendremos que hacer cosas diferentes, lo que conlleva, en muchas ocasiones, dejar atrás la comodidad de tenerlo todo controlado. Aun así, aunque no quisiéramos abandonar esta zona porque somos felices en ella, no debemos olvidar que la vida es un continuo cambio, por lo tanto, en ocasiones, nos vamos a ver obligados a salir de nuestra zona confort. Por eso, los psicólogos insistimos en aprender a gestionar las emociones que pueden ser limitantes y de vez en cuando, poner un pie en la zona desconocida.
  2. Por otro lado, querida Doña Rutina, es muy importante diferenciar “una vida monótona” de lo positivo y beneficioso que resulta añadir su presencia en nuestra vida. Añadir a nuestro día a día ciertos hábitos puede hacernos la vida más sencilla y ayudarnos a sentirnos mejor. Ayuda a reducir la ansiedad ante la incertidumbre. Aumenta la eficiencia. Permite tener una mayor capacidad de organización y fomenta la autonomía.

No se trata de tener una vida totalmente estructurada y controlada hasta caer en la monotonía. Se trata de tener una estructura fija, pero que al mismo tiempo contenga “aire” para dejar que otras cosas sucedan y permitir cierta flexibilidad ante los cambios imprevistos.

“Improvisar constantemente” en un mundo con un exceso de opciones disponibles ante cualquier decisión, puede resultar agotador, provocar estrés y fatiga emocional. Improvisar no significa actuar sin pensar, sino reflexionar y valorar sobre lo que es mejor hacer en cada momento. Hacer esto, de manera constante, agota.

Está claro que la desorganización genera estrés y ansiedad. Sin embargo, gracias a usted, Doña Rutina, nos da la sensación de tener una vida ordenada. Ya sea ir al gimnasio determinados días a determinada hora, o ciertos rituales como por ejemplo, nada más levantarte tomarte un café mientras lees el periódico, o a las 22.00 apagar el televisor, lavarte los dientes e ir a la cama para dedicarle media hora a la lectura antes de dormir. Se trata de crear rutinas en tu vida para gestionar mejor el tiempo de uno y ahorrar energía para ser espontáneo.

No tengo más que palabras de agradecimiento hacia usted, Doña Rutina. Gracias por hacerme la vida más sencilla y ordenada. Gracias por ayudarme a gestionar mi tiempo para que me cueste menos llevar a cabo las responsabilidades y dejar siempre tiempo para mi disfrute ¿Cómo le definiría? Como una costumbre de hacer algo de manera determinada, regular y periódica. Sin más.

Un cordial saludo

 

Tamara de la Rosa / Psicóloga en Tenerife

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