tamara de la rosa

UNA CARTA PARA MENTES CERRADAS Y MACHISTAS

Por Tamara de la Rosa – Psicóloga en Tenerife

 

Querida persona de mentalidad machista, me decidí a escribir esta carta porque aunque no me considero ninguna “fiera hambrienta de odio” como me comentaba un buen amigo (desde el cariño) hace unos días, llega un momento en el que uno ve tanto comentario absurdo, insultante y bochornoso, como que muchas mujeres por su forma de vestir provoca una violación, que cuesta ponerse un puntito en la boca. Y ya de paso, aprovecho para comentarles ciertas actitudes y comportamientos que a la gran mayoría nos desagrada, por si quiere reflexionar sobre ello.

 

  1. Es cierto, que cuando nos dicen un piropo, muchos son agradables y nos pueden resultar hasta graciosos siempre y cuando se digan desde la educación. Pero mi crítica va dirigida a esas personas que se consideran con derecho a decir cualquier cosa y de cualquier manera.Me refiero a cuando el piropo va acompañado de una mirada de arriba a abajo como si de un solomillo a la brasa se tratara. Momento en el que una baja la cabeza, o hace que busca algo en el bolso para hacerle creer a esa persona que ni la está viendo ni oyendo. Pero es entonces cuando te dice un “supuesto piropo” con voz orgásmica acompañado de casi una fractura de cuello, porque hasta que no doblas la esquina no deja de mirarte ni de decir lo que muchas consideramos ¡auténticas cerdadas! Por supuesto que existe la libertad de expresióny usted puede decir y hacer lo que le venga en gana siempre que no esté en contra de la ley, pero de la misma manera yo me puedo dar la vuelta, pegarle un moco en la chaqueta, o recordarle a su madre, que tampoco es una ilegalidad si no me “cago” en ella.Pero seguramente usted montaría un sirio porque interpretaría la situación como una falta de respeto ¿verdad? Pues querida persona a la que me dirijo, yo también soy madre y también me parieron. Yo no tengo que dudar en una tienda si me compro o no, una camiseta por no tener que aguantar sandeces como las que usted suelta por la boca. Que sepa que sus palabras pueden resultar igual, o más hirientes que si le pego un moco en su chaqueta o le recuerdo a su madre. No olvide que la libertad de expresión es la misma para todos, por lo que le invito a que se haga la “paja mental” que quiera cuando nos vea, pero intente no verbalizarlo porque créame que no nos interesa. Que bonito y diferente sería todo desde la educación. ¿Usted no lo cree?
  2. Si le digo no, es no. Da igual como vaya vestida, si llevo escote, trasparencia o minifalda. Se trata de mi cuerpo y lo visto como me de la gana. Y si le digo que no, simplemente es que no. ¿Llega a usted a entenderlo? Si en su casa le educaron recibiendo de inmediato todo lo que pedía y no le enseñaron a recibir un “no” como respuesta, le aconsejo que acuda a un profesional que le enseñe a gestionar la frustración. No se preocupe. No es nada grave. Es una habilidad que se entrena y se adquiere.Y si en su casa le enseñaron que la mujer es un objeto, o un cacho de carne al que usted le puede decir y hacer lo que le de la gana aunque ella diga que no, le comento, por si lo desconoce, que cuando somos pequeños los adultos de nuestro entorno nos “enseñan a ser”. Absorbemos sus principios, valores y educación, pero cuando llegamos a la etapa adulta, nos relacionamos socialmente y vemos que quizás nuestro entorno se ha equivocado con una mentalidad bastante retrógrada o con unos principios poco saludables. Que sepa usted que SIEMPRE podemos “desaprender y reaprender de nuevo”. El “yo soy así”, ya no vale. Usted no cambia, porque no le da la gana.

Con esto me despido. No se lo tome a mal. Quizás no se imagina lo desagradable que a muchas nos puede resultar ciertas situaciones y si con esto le hago reflexionar, me doy por satisfecha.

 

Tamara de la Rosa / Psicóloga

 

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