Llamada al cielo

Una llamada al cielo

Hace unos días en mi cuenta de Instagram, colgué en los stories una pregunta que decía: “si te concedieran un deseo y no pudiera ser salud, dinero ni amor, ¿qué pedirías? La verdad que tengo la suerte de contar con seguidores que interactúan muchísimos en mis redes. En cuestión de segundos, empezaron a llegarme muchísimas respuestas de todo tipo. Respuestas que me hicieron reír, respuestas que me emocionaron y respuestas que mostraban una generosidad, que suena mal decirlo, pero me sorprendió a la vez que me alegró. Tengo la suerte de tener unos seguidores con una calidad humana brutal, tal y como les hice saber en uno de mis comentarios. Pero ante esta pregunta hubo una repuesta que se repetía constantemente: “despedirme de mi padre”, “decirle a mi madre todo lo que la quería antes que se fuera”, “Reencontrarme con mi padre cinco minutos y darle el abrazo que me faltó”, y así numerosísimos mensajes de este tipo. Mensajes en donde demandan la necesidad de un último adiós. Es curioso como muchas veces creemos que lo que nos sucede y cómo nos sentimos en numerosas ocasiones solo nos ocurre a nosotros y en realidad, somos la gran mayoría tan parecidos…

Yo personalmente me sentí identificada. Siempre he tenido en mi mente que si pudiera pedir algo en la vida que no fuera salud para mí y los míos pediría volver a encontrarme con ese gran abuelo tan especial que tuve y despedirme de él como no pude hacerlo en su día. Pagaría lo que fuera por una llamada al cielo y escucharlo.

En psicología solemos insistir en no anticipar situaciones del futuro (catastróficas) porque genera ansiedad. Intentar tener la vida controlada hasta el punto de tener las soluciones de problemas que aún no existen no es sano. Estaríamos perdiendo nuestro tiempo y energía inventando películas de terror que solo existirían en nuestra cabeza y que nuestro cerebro las viviría como reales. ¿Cómo no vamos a tener ansiedad? Anticipar lo peor que nos puede pasar no significa ser precavido. Significa vivir en un estado de preocupación constante. Además no podemos intentar tener todas las respuestas ya que la vida puede cambiar las preguntas en cualquier instante.

Pero también existe la anticipación positiva. Pensar que las cosas nos van a salir bien es sano porque al contrario de lo que muchos piensan, el palo que te llevas de la vida es el mismo lo anticipes o no. Pero también esta anticipación positiva la podemos utilizar para evitar sentir malestar ante determinadas situaciones. Si sabemos que nos vamos a sentir mal si hacemos algo en concreto, pues mejor no hacerlo o por el contrario, si pensamos que si no hacemos algo sentiremos, culpa, rabia y un vacío inmenso, cualquier momento es bueno para empezar a hacerlo.

Desconocemos que orden vamos a seguir. Por ley de vida, los padres mueren antes que los hijos, pero no hay nada escrito. Si utilizamos la anticipación positiva en este ejemplo, no tiene porque servirnos para vivir con miedo sino para hoy, en el presente, hacer cosas o llevar a cabo determinados comportamientos que sabemos que cuando esto suceda, nos va a ayudar a sentirnos mejor con nosotros mismos aliviando sentimientos de culpa y fomentando la sensación paz interior.

Te invito a una reflexión y a un ejercicio. Piensa en las personas más importantes de tu vida. Reflexiona si con esas personas eres tolerante, las tratas con respeto, eres justa, les permites ser quien quieren ser, sin juicios, sin intransigencias. A veces, como dice el refrán, “la confianza da asco”, y con las personas más allegadas a nosotros solemos descargar el malhumor y no darle el trato que realmente merecen. Te invito a ponerle ahora mismo cara y nombre a esas personas tan importantes para ti y hacer una llamada o simplemente enviar un whatsapp poniéndole lo que quieres que tenga bien claro. Un “te quiero” sin más, un “gracias por estar”, lo que te nazca del corazón. Esto es un ejercicio de humildad, de agradecimiento y de vulnerabilidad. Te invito a que lo lleves a cabo y compruebes que  bien sienta.

 

Tamara de la Rosa / Psicóloga en Tenerife

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